Quemaduras solares
Según datos de la Asociación Española de Pediatría (AEP), entre un 50 y un 80% del daño causado por la exposición solar que un individuo recibe durante toda su vida proviene de la infancia y la adolescencia.
Las incidencias por exposición solar más frecuentes en niños son el enrojecimiento de la piel, eritemas solares y reacciones alérgicas. Pero, ¿cómo pueden los padres distinguir las quemaduras solares de cualquier otra lesión que pueda aparecer en la piel del pequeño? “Las quemaduras producidas por la radiación ultravioleta tras las exposiciones solares suelen afectar a las capas más externas de la piel. Estas capas son la epidermis (capa más externa) y dermis (segunda en profundidad). Los síntomas suelen aparecer unas horas después de la exposición al sol”, nos cuenta la Doctora Isabel Miras, pediatra de nuestro equipo.
“La lesión de la capa más superficial se manifiesta como enrojecimiento de la piel, aumento de temperatura, inflamación y sensibilidad o dolor. La descamación de la piel dañada suele ser otro signo frecuente. En aquellos casos en los que la radiación daña también la dermis pueden visualizarse ampollas que causan la despigmentación de la piel y dejan cicatriz en función del nivel de profundidad alcanzado”, continúa explicando. Pero ya no solo tenemos que hablar de las molestias y posible dolor que pueden provocar las quemaduras solares en los niños en el momento, sino que es conveniente saber que “el daño celular causado por el sol es permanente, aumentando el riesgo de cáncer y el envejecimiento prematuro de la piel”, advierte la pediatra.
¿Qué hacer ante una quemadura solar?
Lo más importante es aprender a diferenciar la gravedad de la quemadura. Las superficiales se manifiestan con piel roja, caliente, dolorosa o vesículas de pequeño tamaño, en cuyo caso, el tratamiento se puede realizar en casa siguiendo las recomendaciones que nos da la Dra. Miras:
- Para refrescar la piel y calmar el dolor pueden aplicarse paños humedecidos o baños con agua fría. Las cremas de hidratación corporal y los geles de aloe vera pueden ayudar también a calmar los síntomas.
- Se debe proteger de la infección manteniendo una adecuada higiene de la piel, realizando lavados diarios con suavidad.
- El empleo de corticoides tópicos no ha demostrado ser beneficioso.
- Evitar el uso de irritantes como colonia, tónicos o soluciones con alcohol en la zona afectada.
- En caso de dolor podrá administrar también analgesia con ibuprofeno o paracetamol.
- De igual forma, es importante mantener un adecuado estado de hidratación, ofreciendo agua y otros líquidos de forma frecuente.
Mientras que, si las quemaduras son más graves suelen presentarse ampollas, dolor intenso, afectación del estado general del niño como fiebre, náuseas, vómitos o dolor de cabeza. En estos casos, “el niño puede precisar analgesia y reposición de líquidos intravenosa, así como tratamiento antibiótico para prevenir la sobreinfección bacteriana siendo preciso acudir al centro sanitario más cercano”, advierte la doctora.
El mejor tratamiento: la prevención
Tomar las medidas de fotoprotección adecuadas se hace imprescindible desde la infancia y, por ello, concienciar a los más peques para tener el hábito de usar protección solar es fundamental, incluso en los días más grises y nublados. Y es que hay que ser consciente de que “además de las lesiones inmediatas, la exposición excesiva a las radiaciones ultravioletas del sol son la principal causa de cáncer de piel”, aseguran desde la AEP.
La Dra. Miras nos da una serie de consejos de prevención que hay que tener muy en cuenta:
- Reducir la exposición solar principalmente en los meses de verano y durante las horas centrales del día (entre las 10 y 17 horas). El tiempo de exposición durante el baño debe ser también lo más breve posible.
- En los menores de 6 meses debemos evitar la exposición solar directa.
- Mantener al niño a la sombra, mediante el empleo de sombrillas u otros accesorios en caso de exposición directa.
- Proteger la cabeza del niño con un sombrero. Los sombreros de ala ancha protegen la cara, los ojos y el cuello. Se puede usar también ropa protectora de manga larga y gafas de sol siempre que se encuentren homologadas y presenten filtros anti radiación UVA.
- Emplear crema con factor de protección solar de amplio espectro, en el caso de los niños por encima de 30 y siendo más recomendable de 50. El factor de protección indicado con un número informa del número de veces que el fotoprotector aumenta la capacidad de defensa de la piel frente al daño solar. Aquí tienes otro artículo donde puedes informarte con más detalle de qué crema usar según la edad del niño.
- Se recomienda utilizar fotoprotectores que protejan frente a los rayos UVB y UVA.
- El fotoprotector debe aplicarse en cantidad generosa sobre la piel seca en todas aquellas partes del cuerpo expuestas al sol.
- La aplicación del fotoprotector se debe realizar de 15 a 30 minutos antes de la exposición, debiéndose repetir al menos cada 2 horas ya que el agua y sudor disminuyen su efecto. Tras un baño prolongado siempre se debe repetir su administración a pesar de mostrar el etiquetado: “resistente al agua”.
- La protección de los labios debe realizarse con cacaos y barras fotoprotectoras.
- El protector solar debe emplearse todos los días, incluso en días nublados. Ya que, la radiación del sol atraviesa las nubes y se refleja en diferentes superficies incluido el agua.
- La aplicación de fotoprotector no está indicada en los menores de 6 meses, debiendo evitar la exposición en ellos y utilizar medidas físicas como manga larga y gorro. Únicamente puede aplicarse el fotoprotector en áreas pequeñas de la piel (cara, dorso de las manos) cuando no se dispone de sombra o ropa adecuada.